sábado, 1 de enero de 2011

Anoche, por desgracia no iba a ser una muy buena noche. Mi mejor amigo estaba en Madrid por motivos de trabajo, mis amigas con sus respectivas parejas y por primera vez en mucho tiempo se me planteaba una nochevieja en casa sola. Lo pienso y la verdad no puedo dejar de reir, porque aunque suene a tópico, fue la última noche y la mejor de todas.
A las diez y pocos minutos recibí una llamada a casa, era él, mi mejor amigo. Empezamos a charlar de todo y de nada, haciendo zapping mutuamente para ver los mismos canales. Surrealista y friki, lo sé. Soy consciente de ello. Nos tomamos las uvas a la vez, por télefono, sin poder parar de reír y casi atragantándonos con las uvitas peladas. La sensación que tuve no la puedo comparar. Se está más cerca muchas veces a km de distancia que estando puerta con puerta. Y eso me lo demostró él. Gritamos cada uno por su balcón, en su casa, a todo el mundo, el feliz año nuevo. Con la esperanza que empezara tan bien como había acabado. Él trabajaba hoy, así que nos despedimos sobre la una de la madrugada. Y yo tenía intención de hacer zapping por cada canal del digital.
Una hora más tarde, cual es mi sorpresa, al oír una especie de serenata vapuleando mi nombre a los cuatro vientos justo debajo de mi balcón. Aluciné en colores y ahora mismo no puedo parar de reír. Ahi abajo estaban amigos que hacía tiempo que no veía y que sin saber porque, se acordaron de mi y vinieron.
Ese fue el broche a una noche totalmente surrealista, pero que sin duda no cambiaría por nada del mundo. Porque cuando menos te lo esperas, el mundo te sorprende y te da una razón nueva para volver a sonreír cada mañana.

FELIZ AÑO NUEVO

No hay comentarios:

Publicar un comentario