viernes, 25 de febrero de 2011

Love Love Love

Si tan solo pudiéramos elegir de quien enamorarnos...la vida nos sería tan fácil... Nos pasamos la vida soñando con esa persona, quitándole defectos, añadiéndole virtudes, todo para que sea el hombre o mujer ideal para nosotros. Queriendo, deseando con fervor que todo lo que nos traiga esa persona nueva sea la felicidad definitiva, esa con la que sonríes e interiormente dices: es él o ella. Miramos tanto en los ombligos ajenos que el nuestro lo dejamos escondido y, llega un momento en el que no nos queda otra que plantearnos si nosotros somos lo que los demás buscan. ¿Somos buenos para esa otra persona? Somos una sociedad que vive de puertas para afuera, que todo son apariencias. De ahí que sea tan complicado encontrar a alguien fiel, y no fiel a nosotros, sino a sí mismo. Alguien que esté a gusto consigo mismo y que lo refleje estando con nosotros. Porque si tú eres feliz, en mayor o menor medida tu círculo se va iluminando, perdiendo esa oscuridad de malos hábitos.

Pon una sonrisa en tu día a día.;) Aunque yo hoy no pueda.

Y si...

Debo reconocer que hace bastante tiempo que no escribo absolutamente nada. Mi vida ha cambiado en ciertos aspectos y ahora estoy convaleciente en casa debido a una operación. Admito que mis prioridades han cambiado en cierto modo, pero por dentro siguen las mismas dudas respecto a mi vida. Quejarme porque no es lo que yo espero de ella es ridículamente fácil, pero no puedo evitarlo, o en cierto modo no quiero.  Al cerrar los ojos veo claramente lo que deseo y lo que no, pero al tenerlos abiertos realidad y ficción se mezclan como en una película sin sentido americana, en la que ya no sabes que creerte. Es posible que nadie entienda de lo que estoy hablando, y en parte espero que así sea. Porque si no me sentiría la persona más ridícula del planeta.

Añoro ser la princesita de la casa  y sentirme protegida las 24 horas del día por mis padres, sin miedos ni monstruos debajo de la cama. Ahora esos monstruos son más inteligentes y se esconden en nuestras mentes, devorando nuestras ilusiones y fomentando los miedos. Dicen que es fácil deshacerte de ellos pero yo debo decir que no lo consigo con la facilidad que a mí me gustaría. No te dejan vivir cada experiencia al cien por cien, y siempre llegas a casa con esa sensación del  “Y si...”.

Prometo intentar no pronunciar nunca más ese “Y si...” y simplemente lanzarme y vivirlo todo a mi manera.