Llega un momento en que decides que ya es hora y te arriesgas, pensando que por el camino la balanza siempre estará más a tu favor. ¿Qué pasa cuando no es así? Que te das cuenta que a veces no merece la pena ni intentarlo. Decepción tras decepción van haciendo mella interiormente, y aunque el exterior es el de siempre, dentro cada vez tenemos más heridas. Heridas que parecen que no sanan nunca y que están ahi para recordarnos que nos hemos equivocado en demasiadas ocasiones. Por otro lado, aunque no intencionadamente, nos hacemos daño nosotros mismos y es ahi cuando pienso que la fábrica de Disney y Hollywood ha hecho mucho daño al mundo entero. Los hombres no están ahi para rescatarnos de los castillos, ni nosotras somos princesas.Prefiero mil veces los sapos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario