jueves, 30 de diciembre de 2010

Decepciones

Llega un momento en que decides que ya es hora y te arriesgas, pensando que por el camino la balanza siempre estará más a tu favor. ¿Qué pasa cuando no es así? Que te das cuenta que a veces no merece la pena ni intentarlo. Decepción tras decepción van haciendo mella interiormente, y aunque el exterior es el de siempre, dentro cada vez tenemos más heridas. Heridas que parecen que no sanan nunca y que están ahi para recordarnos que nos hemos equivocado en demasiadas ocasiones. Por otro lado, aunque no intencionadamente, nos hacemos daño nosotros mismos y es ahi cuando pienso que la fábrica de Disney y Hollywood ha hecho mucho daño al mundo entero. Los hombres no están ahi para rescatarnos de los castillos, ni nosotras somos princesas.
Hoy estoy decepcionada conmigo misma, con el mundo y con cierta persona en partícular que me ha demostrado que las guarderías deberían estar llenos de niños de más de 20 años. Los adultos hablamos a la cara, decimos lo que pensamos y preguntamos las dudas. Otros en cambio huyen, se escabuyen y dan la espalda. Y gracias a eso, nos damos cuenta que no merece la pena seguir castigándonos.

Prefiero mil veces los sapos.

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